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HIMNO A TOMELLOSO

miércoles, 13 de noviembre de 2013

FERROCARRIL DE TOMELLOSO Y EL ÁRBOL DEL CIELO.


Hay que remontarse hasta el año 1852 para encontrar los primeros intentos de conectar la comarca vitivinícola de Tomelloso por ferrocarril. En ese año se aprueba el ferrocarril que enlazaría Socuéllamos (en la línea de Almansa que estaba en construcción) con Ciudad Real, pasando por Almagro, Manzanares, Argamasilla de Alba y Tomelloso.


En 1853 se inician los trabajos. Sin embargo, la Ley General de Ferrocarriles, de 9 de marzo de 1855, anula el contrato del F.C. de Socuéllamos a Ciudad Real tal y como estaba planteado, y se procede al año siguiente a una nueva redacción del proyecto que consistía en situar en Alcázar de San Juan el punto de bifurcación del ferrocarril con la línea a Almansa. Esto suponía la supresión de las estaciones en los pueblos de Argamasilla y Tomelloso, al discurrir el trazado hasta Manzanares con una orientación norte-sur, lejos de estos municipios.


En 1860 llega el Ferrocarril a Manzanares y un año después a Ciudad Real. Este hecho representaba una clara ventaja para sus competidores en la producción vinícola al tener acceso a mejores medios de transporte para sus productos.


Esta inferioridad, forzó a que la localidad de Tomelloso tuviera que especializarse en otro tipo de actividad vinculada a la industria vitivinícola pero que supusiera una disminución de los costes de transporte, lo cual pudo ser el origen de la destilación de alcoholes, tan arraigada en la localidad.


Hacia 1873 surge un nuevo proyecto para unir Tomelloso con Ventas de Herrera mediante un ferrocarril de vía estrecha, proyecto que no prosperó. Hubo incluso varias iniciativas del propio Ayuntamiento de Tomelloso que tampoco prosperaron. Una en 1890 para unir la localidad con la estación de Argamasilla (actual Cinco Casas) y otra en 1904 según la cual se llegó a aprobar una subvención de 500.000 pesetas en diez años.


No fue hasta 1907, cuando comienza a materializarse esta antigua aspiración al autorizar el Gobierno la concesión de un ferrocarril de ancho normal que partiendo de la estación de Argamasilla de Alba (en la línea de Alcázar a Ciudad Real) y pasando por el pueblo del mismo nombre, llegase hasta Tomelloso.


Las obras fueron realizadas por la Compañía MZA utilizando materiales y elementos de vía de la Compañía ya usados. Técnicamente el trazado no planteó ninguna dificultad al discurrir a través de una llanura.


El 15 de febrero de 1914 se inaugura el primer tramo hasta el pueblo de Argamasilla de Alba, pasando años más tarde a denominarse Cinco Casas la estación de enlace y asignando a la estación de la nueva línea el topónimo de la localidad. El 10 de septiembre el ferrocarril llega a Tomelloso. Pese a lo esperado del acontecimiento no hubo ningún tipo de inauguración oficial.


La explotación corrió a cargo de MZA que cobraba un arbitrio de 5 céntimos por arroba de vino transportada, con la que se pretendía costear los gastos de construcción. Hacia 1920 MZA abandona la explotación a causa de los negativos balances económicos, quedando en manos de la Compañía Cinco Casas-Tomelloso.


Con objeto de aumentar la rentabilidad se estudia la prolongación del tendido hasta Río Záncara, en la línea de Almansa. Sin embargo, la construcción de una estación de clasificación en Alcázar de San Juan y no en Cinco Casas como inicialmente estaba previsto, abortó la prolongación, de la que se llegó a realizar alguna obra y de la que puede observarse en la actualidad algún resto aislado.


La explotación por parte de esta compañía no mejoró los resultados económicos hasta que finalmente se integra en RENFE en el año 1941 con el resto de ferrocarriles de ancho ibérico. Con la integración se vivieron momentos de esplendor tanto en lo referente al transporte de mercancías, fundamentalmente vinos y alcoholes, como al de viajeros, al no existir medios de transporte alternativos.


Es en la década de los años 60 cuando el ferrocarril registra un importante incremento de tráfico y a comienzo de 1970, cuando comienza su decadencia. La competencia de la carretera se hace patente evidenciando el desfase de la línea en la que no se había efectuado mejora alguna. Esta situación conduce a que por carta de la Dirección General fechada el 5 de junio de 1970, se ordene el cierre al servicio de viajeros.


Por Circular nº 78 de la 2ª zona se dispone la supresión de los servicios a partir de las 0:00 horas del 21 de noviembre de 1970, si bien continuó hasta su clausura a finales de los 80 el transporte de mercancías. En los años 90 se procede al desmantelamiento del ferrocarril.


"El Árbol del Cielo"
Tomelloso tuvo tren entre los años 1913 y 1987, una línea ferroviaria que unía esta localidad y la de Cinco Casas. Cuando se construyó la Estación de Tomellloso, la compañía que lo explotaba plantó en las instalaciones gran cantidad de árboles de la especie Ailanto (Ailanthus altíssima). Desde que se cerró la línea de ferrocarril la zona ha cambiado mucho, urbanizándose en parte y otra quedando como patrimonio restaurado. Precisamente junto al antiguo andén de la Estación del Ferrocarril, restaurado y destinado a día de hoy a usos diversos, se encuentran dos ejemplares notables de Ailanto. Por su belleza estos árboles tienen varios nombres asociados, uno de ellos es el de “Árbol del Cielo”.


La zona de la Antigua Estación de Tomelloso es una de las que tienen mayor interés patrimonial en la localidad, pues la circulación de trenes durante más de setenta años atrajo mucha actividad económica. Los esfuerzos de Francisco Martínez Ramírez, “El obrero” dieron resultado positivo y en el año 1913 se inauguraba la línea ferroviaria entre Tomelloso y Cinco Casas, conectando Tomelloso y Argamasilla de Alba con la línea Madrid-Andalucía. Cuando la actividad fue absorbida por Renfe en 1941, se produjo un impulso notable tanto en el transporte de viajeros como en el de mercancías, sobre todo vino y productos de calidad derivados de la destilación de este.


La estación se encontraba a principios del siglo XX en un descampado a las afueras de Tomelloso y la compañía adjudicataria pensó, con acierto, que plantar árboles en la zona traería muchas ventajas. El Ailanto es un árbol que no necesita apenas cuidados, además de desarrollarse bien en todo tipo de terrenos y climas, también soporta bien suelos o ambientes contaminados, lo cual era algo a considerar en una estación, con entrada y salida constante de trenes, muy contaminantes entonces por el ruido, los humos y los restos del engrase. Hay otra cuestión: pocas especies de árboles muestran un aspecto tan bello en la segunda mitad de la primavera y todo el verano, pues las flores y vainas del fruto del Ailanto se sitúan en la parte más externa del follaje y presentan colores que van desde el verde amarillento hasta el pardo rojizo, dándole un bonito aspecto.


 Se trata de un árbol dioico, pues tiene pies machos y hembras diferenciados. Hemos de citar aquí que esta especie tiene también sus detractores, por la facilidad con que se reproduce en rebrotes de las raíces y por un olor ligeramente desagradable de flor y fruto de los pies machos. Si queremos plantar este árbol pondremos solo pies hembras.


 Tras el edificio rehabilitado del hangar de la Antigua Estación, situado en el cruce de las calles Estación con Juan Antonio López, hay un jardín con varios árboles, entre ellos dos Ailantos centenarios. Tienen una altura cercana a los dieciocho metros, dan sombra cada uno de ellos a una superficie de 150 metros cuadrados y tienen un perímetro del tronco de 2 metros. Están en propiedad pública accesible sin problemas, así como en un entorno bien cuidado. Son árboles de hoja caduca y se pueden visitar todo el año, aunque, por razones ya expuestas, la mejor época para hacerlo es en primavera y verano.


La Antigua Estación del Ferrocarril de Tomelloso tiene unos excelentes accesos y estacionamientos para todo tipo de vehículos, incluidos autobuses, por la calle Estación, por el Paseo de San Isidro, por la Carretera de la Alavesa (CM-3109) o por la Avenida Príncipe Alfonso.


Un paseo sin prisas por las calles citadas, o por la calle Airén u otra de las aledañas, nos llevará a visitar al menos tres “Árboles de cielo” centenarios, además de un patrimonio industrial difícilmente igualable en La Mancha, constituido por varios edificios perfectamente rehabilitados de las antiguas instalaciones ferroviarias, cinco destilerías de vino (dos de ellas en plena actividad), gran cantidad de altísimas chimeneas industriales, enormes torres de destilación junto a éstas y otros muchos elementos de una pasada y presente gran actividad industrial en la zona.




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